La falta de mano de obra se ha convertido en uno de los mayores retos actuales para la agricultura comunitaria. Los próximos meses comenzarán las campañas de diferentes frutas y hortalizas en toda Europa, cuyo desarrollo estará condicionado por la disponibilidad de trabajadores para llevar a cabo las distintas tareas de recolección y manipulado.
Oscar Moret, responsable de COAG y alcalde de Almudafar, una pedanía de la comarca oscense del Valle del Bajo Cinca, corrobora esta problemática en la campaña de fruta de hueso de esa región. “La movilidad de temporeros de fuera del país u otras zonas de España es casi imposible por el estado de alarma”, comienza Moret. “Tuvimos a unas 15.000 personas trabajando en 2019: unas 8.000 en la manipulación y otras 10.000 aproximadamente en tareas de transporte. Los necesitaríamos para la cereza hasta junio, luego para el melocotón (nectarina) o el albaricoque: todas frutas de hueso y tempranas, que aguantan menos en el árbol”.
Moret posee una plantación de cerezas y ha experimentado de primera mano las dificultades para conseguir jornaleros esta temporada. “Llamé a los trabajadores que estuvieron conmigo el año pasado, 10 personas: cuatro están con nosotros, separados de dos en dos con guantes y mascarillas; luego otros dos están en África, otros dos en Bulgaria y uno más en Francia sin movilidad. Cada país tienen sus condicionantes y doy por casi imposible que puedan venir los trabajadores que están en África. Desde COAG propusimos incentivar la movilidad dentro de España”, puntualiza.
El desplazamiento de los jornaleros también condicionará el desarrollo de las campañas este año, tal como señala Moret: “Las condiciones de ir dos en un coche, tres en una furgoneta son totalmente imposibles. Hay gente que está alquilando autobuses, pero cobran igual aunque vayan solo 20 personas. Si tenemos que trabajar en unas condiciones más caras, podemos hacerlo todo, pero va a ser tan caro… Cabe preguntarse si va a merecer la pena recoger la fruta”, sentenció el agricultor.