04 julio, 2022

Uno de los muchos retos a los que se enfrenta cada campaña la fruticultura, y que en los últimos años el sector considera uno de los principales problemas del sector, es la falta de mano de obra.

En Andalucía, la campaña temprana de melocotones y nectarinas «ha puesto sobre la mesa de manera evidente la falta de mano de obra que vive la Vega del Guadalquivir, un problema que se agrava cuando coinciden varias campañas», explicaban hace escasos días desde Asociafruit–Fepex. Para Asociafruit, la falta de gente para trabajar en el campo y en los almacenes hace que el «futuro inmediato pase necesariamente por comenzar a gestionar contingentes de mano de obra de otros países».

En Aragón, el secretario general de Fedefruta, Agustín Sánchez Castro, coincide en que en líneas generales en España la necesidad de mano de obra en la fruticultura es uno de los «problemas más serios». A su juicio, este factor ya se ha traducido en algunas zonas del país en una «inversión de producciones de fruta de hueso hacia otras más fácilmente mecanizables, como el almendro intensivo de regadío».

Sánchez Castro, quien ya ha vivido más de 22 campañas agrarias, recuerda que la falta de personal en el sector de hueso ya se sufrió en los pasados años 90 y se volvió a detectar desde 2017, con una «incidencia gravísima en 2019″, cuando hubo una gran cosecha, precios bajos y melocotones que se quedaron en el árbol sin recoger.

Para el director general de Afrucat (Cataluña), Manel Simón, contar con la mano de obra necesaria pasa ahora por fórmulas tradicionales como la de contratar cuadrillas en sus países de origen, sobre todo de Marruecos, Rumanía, Ecuador o Chile. Además, precisa, existen otras «cuestiones con más profundidad» que afectan a la disponibilidad de personal, como que trabajar en el campo es poco atractivo para muchos desempleados, pese a que «la recolección de fruta no es un trabajo duro», aunque sí «al aire libre», y «no entra dentro de sus parámetros».