09 mayo, 2023

Cataluña es, sin duda, con Lleida a la cabeza, la mayor región productora de manzanas de España, donde en 2022 se cosechó el 43,5% de las manzanas producidas a nivel nacional (un porcentaje que se elevaría al 51,8% si no se tuvieran en cuenta en el total las manzanas para la elaboración de sidra), por lo que el cierre del canal de Urgell generará un fuerte impacto en el sector; ya con cifras debilitadas por el impacto en 2022 del paso de la borrasca Ciril en el mes de abril y por las elevadas temperaturas del verano. De hecho, según cifras recientes compartidas por el Ministerio de Agricultura, las previsiones de la campaña 2022/23 para manzana de mesa indican una reducción del 18,7% respecto a la campaña anterior impulsada por la caída del 27% de la producción en Cataluña.

Cabe recordar que la superficie en riego dependiente de los canales de Urgell es de 75.000 hectáreas, de las que 51.500 dependen del Canal de Urgell y 23.500 del Canal Auxiliar. Una cifra no menor para un importante canal cuyo cierre afectaría, según datos de Afrucat, a un volumen de producción de 173.000 toneladas de manzanas (58% de la producción catalana), a las que habría que sumar 74.000 toneladas de peras (el 52% de la producción autonómica) y 35.000 toneladas de melocotón y nectarina; con unas pérdidas directas en el sector de 164 millones de euros, que ascenderían a la pérdida de 350 millones de euros en facturación y un impacto económico sectorial total de 600 millones de euros.

Ya en el último informe del Observatorio Nacional de la Sequía, el MITECO alertaba de la delicada situación de la UTE del Segre, del cual se nutre el canal de Urgell, que continuaba en emergencia por undécimo mes consecutivo, adelantando que se esperaba una campaña con importantes restricciones para el riego y, como ha ocurrido, el cierre de los canales de Urgell y Segarra-Garrigues antes de tiempo. “Se ha recomendado cultivar girasol, sorgo o soja, y cereales de invierno, en lugar de maíz, por ser menos demandantes de agua, y no se descarta que se prohíba el cultivo de segundas cosechas”, señalaba el documento.

“Estamos en el momento de emergencia y excepcionalidad por la sequía. Ahora lo que tenemos que ver es cómo vamos a gestionar ese recurso tan escaso”, remarcaba Joan Serentill, gerente de Fruilar y presidente del Comité de Pera y Manzana de FEPEX, recordando la necesidad de priorizar su uso para los cultivos frutales perennes de las zonas afectadas.

“Es muy difícil decirle a un agricultor que va a perder su cosecha porque tenemos que guardar esta agua para los cultivos perennes y poder preservar la vida de los árboles, pero hay que tener en cuenta que poner en riesgo los cultivos perennes afectará no solo a la cosecha de este año, sino la de los años venideros”.

Además, hay un factor económico de peso: “Un estudio calcula que las indemnizaciones de todos los cereales que se van a perder por el cierre del canal de Urgell va a ser de unos 60 millones de euros, mientras que las de los frutales va a estar en torno a los 164 millones de euros”, casi 5,5 veces más; “y eso siempre que no se pierdan los árboles, porque en ese escenario nos acercaríamos a los 800 millones de euros en pérdidas”.

“Aunque lo más preocupante sería la transformación social que vamos a tener en nuestra agricultura si se murieran los árboles por la falta de agua. Hay productores mayores de 50 años que no sé si se van a atrever a otro ciclo de fruticultura, y hay jóvenes a los que no sé si los vamos a poder entusiasmar con una agricultura que, año sí, año no, tiene heladas y accidentes meteorológicos, con un clima que está cambiando, y que no van a tener garantizada la renta todos los años”.

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